miércoles, 16 de mayo de 2012

Cortar el cordón

Venías siendo un sorete... te cagabas en la otra persona y en lo que tenían, simplemente por dedicarle más tiempo a pensar en posibilidades remotas e imposibles y en lamentarte por cosas que no fueron y que debías haber dejado atrás hace varios meses.


Hasta que una charla te hizo caer a la realidad, y después tu terapeuta te dijo otras tres (si, sólo tres) palabras que te dieron otro cachetazo... y otra vez, una nueva charla, te puso los puntos BIEN PUESTOS.


Lo más triste de todo, no fue enterarte de algunas cosas. Lo más triste de todo fue darte cuenta, que pese a lo que creías que habías avanzado, tu cabeza te estaba diciendo (inconscientemente, obvio): "Mientras tanto"... Caer en la cuenta que seguías esperando algo y que, en lugar de estar disfrutando de lo que tenías, te lamentabas, renegabas y sufrías por lo que no podía ser.


Proceso mental que no duró más de diez minutos. Decidir cerrar la puerta correcta y no volver a usarla más. Definirte y elegir la puerta que te está dando felicidad y que te hace bien. Hacer, en pocos minutos, el proceso que debiste haber hecho durante todos estos meses, pero que era más "pintoresco" no hacer, porque te encanta sufrir... 


Pero al mismo tiempo, también decidir dejar de sufrir (que quemado!)... o mejor dicho, dejar de DISFRUTAR el sufrir, y empezar a disfrutar del disfrute... Porque, después de todo, para pasarla mal ya tuviste tiempo, es hora de dejarte de joder y empezar a pasarla bien, porque, si no la pasas bien ahora... cuándo?

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